Todo fue sencillo y emocionante.
Una vez colocado el féretro,
cubierto con la bandera
sobre un armón de madera,
siguió el rezo de un responso.
Terminado este, el señor Castiella,
que ocupaba la presidencia junto al
conde de Barcelona y su esposa, don
Jaime y les infantas Cristina y Bea-
riz se adelantó hacia el féretro e
hincando su rodilla en tierra besó la
bandera que cubría el féretro.
que daba rienda suelta a sus
lágrimas.
besamanos que duraría más de
hora y media. Grandes de España,
duques y marqueses, formaron apretada
cola junto a jóvenes universitarios
con banderas desplegadas y
obreros emigrantes en la tierra que
iba a acoger a la última Reina de
España.
Era la una de la tarde. El
cielo acababa de cubrirse por completo
y pequeños copos de nieve
comenzaban a caer.
no sin antes llevar a cabo el más
emocionante gesto patriótico de la
familia.
puesto, el príncipe Juan Carlos y don
Alfonso procedieron, con ayuda de sus
conteniendo tierra de otras tantas provincias
españolas. Pendiente de cada
bolsita, y atado por una cinta con
los colores nacionales, el nombre de
la provincia respectiva.
Cuando el infante don Jaime había
ya recibido su saquito correspon
diente, don Alfonso se adelantó hacia su padre.
Y, cogiendo amorosa y emocionado
sus manos, depositó en ellas
saquito que llevaba prendido
el nombre de Madrid.
lo contempló mientras las lágrimas
a la fosa donde acababa de
ser introducido el féretro, lo arrojó
sobre el mismo, no sin antes haber
estampado en él un emocionado
beso. Tras el, todos los miembros
de la familia se aproximaron a la
fosa y fueron arrojando la tierra de
España sobre el féretro de la Reina.
Entonces, cientos de saquitos
conteniendo tierra de España
comenzaron a llover sobre la caja,
al tiempo que una lluvia de flores iba
cubriendo por completo la fosa.
ASI FUE EL DIOS DE ESPAÑA PARA SU REINA.
¿Qué piensas?